ARTÍCULO DE OPINIÓN: Desarrollo Sostenible, Gestión Pública y Opción preferencial por los mas pobres

Desarrollo Sostenible, Gestión Pública y Opción preferencial por los mas pobres

Un Camino hacia la Dignidad Humana

 

Introducción:

Abrazar a Dios en los Pobres

La gestión pública, en su esencia más pura, es un acto de amor y justicia que refleja el mandato divino de cuidar a los más vulnerables. Al abrazar a los pobres, abrazamos a Dios mismo, como lo recuerda el Evangelio: “todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más pequeños, por mí lo hicieron” (Mt 25:40). Este principio no solo es una guía moral, sino también un llamado a transformar las estructuras sociales para que nadie quede excluido.

El libro de Proverbios nos advierte: “El que cierra su oído al clamor del pobre, también clamará y no será escuchado” (Pr 21:13). Por tanto, la gestión pública debe ser un instrumento para liberar a los oprimidos, garantizar justicia y construir una sociedad más solidaria. Este camino, iluminado por las Escrituras, nos invita a abrazar a Dios en los pobres a través de acciones concretas que promuevan el desarrollo humano integral y la dignidad para todos.

 


 

Desarrollo Sostenible: Una Cuestión de Justicia Intergeneracional

El desarrollo sostenible busca satisfacer las necesidades del presente sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras. Sin embargo, su verdadera esencia trasciende lo ambiental; implica garantizar que todas las personas tengan acceso a recursos básicos como agua, alimento, educación y salud. Esto está íntimamente relacionado con la promoción del desarrollo humano integral, que busca liberar a las personas de la pobreza, la ignorancia y la injusticia, permitiéndoles alcanzar su pleno potencial.

En palabras del Papa Francisco, “la tierra, nuestro hogar, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería” (“Laudato si”, n. 21). Este llamado a proteger nuestra casa común no solo es una invitación a cuidar el medioambiente, sino también a transformar los sistemas que perpetúan la desigualdad y la exclusión.

Gestión Pública: Instrumento para el Bien Común

La gestión pública, cuando es transparente, inclusiva y eficiente, se convierte en un motor esencial para promover el desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida de las personas, especialmente de los más vulnerables. Para ello, las políticas deben enfocarse en garantizar el acceso equitativo a servicios básicos, crear oportunidades económicas y fortalecer la participación ciudadana.

Jesús, en el Evangelio de Mateo, nos recuerda que “todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más pequeños, por mí lo hicieron” (Mt 25:40). Este mandato se traduce, en términos políticos, en priorizar a los más pobres en la asignación de recursos y en el diseño de políticas públicas.

 


 

Opción Preferencial por los Más Pobres: El Corazón del Desarrollo Humano

La opción preferencial por los pobres no es solo un principio moral, sino también una guía práctica para erradicar las desigualdades. Se trata de reconocer que la pobreza no es una simple falta de ingresos, sino una privación de derechos fundamentales.

“El que cierra su oído al clamor del pobre, también clamará y no será escuchado” (Pr 21:13). Esta advertencia bíblica subraya la importancia de una sociedad que escuche y atienda las necesidades de los más desfavorecidos, no por caridad, sino por justicia.

 

Hacia una Sociedad Inclusiva y Solidaria

Integrar el desarrollo sostenible, la gestión pública efectiva y la opción preferencial por los pobres exige una visión compartida de solidaridad y corresponsabilidad. La lucha contra la pobreza no es solo un tema de políticas gubernamentales, sino también un llamado a toda la sociedad para trabajar en favor de la dignidad humana.

En palabras del profeta Isaías: “Desatar las cadenas de la injusticia y soltar las correas del yugo, dejar libres a los oprimidos y romper todo yugo… ¡Entonces tu luz despuntará como el alba!” (Is 58:6-8). Este sueño profético nos invita a un compromiso activo con una justicia que transforma y renueva.

 


 

Desde las Bienaventuranzas:

Desde la perspectiva de las Bienaventuranzas (Mateo 5:3-12), la gestión pública y la opción preferencial por los más pobres adquieren una dimensión ética y espiritual fundamentada en el amor, la justicia y la solidaridad.

1. Gestión pública desde las Bienaventuranzas

La gestión pública, entendida como el ejercicio de gobierno y administración para el bienestar común, se puede interpretar desde las Bienaventuranzas como un llamado a practicar virtudes que promuevan la dignidad humana. Por ejemplo:

  • "Bienaventurados los pobres en espíritu": Implica humildad en el ejercicio del poder, reconociendo que el servicio público no es para beneficio personal, sino para construir una sociedad más equitativa.
  • "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia": Exhorta a trabajar por políticas públicas que reduzcan la desigualdad y aseguren derechos fundamentales para todos.
  • "Bienaventurados los misericordiosos": Llama a gestionar con empatía, priorizando a los más vulnerables en la toma de decisiones.

2. Opción preferencial por los más pobres

La opción preferencial por los pobres es un principio fundamental de la doctrina social de la Iglesia, inspirado en las Bienaventuranzas. Este principio invita a:

  • Reconocer la dignidad intrínseca de los pobres: Los pobres no son solo receptores de caridad, sino agentes de cambio.
  • Priorizar sus necesidades: Diseñar políticas públicas y programas sociales que aborden primero las necesidades de los más desfavorecidos, promoviendo justicia distributiva.
  • Luchar contra las estructuras de pecado: Esto incluye erradicar la corrupción, el clientelismo y otras prácticas que perpetúan la pobreza y la exclusión.

 


 

Conclusión

El camino hacia el desarrollo humano pleno y la calidad de vida para todos no puede desvincularse de la lucha contra la pobreza y la protección de los más vulnerables. La integración de principios de sostenibilidad, buenas prácticas de gestión pública y un compromiso genuino con los pobres son pilares ineludibles para una sociedad más justa y fraterna. Este esfuerzo, enraizado en los valores universales y las enseñanzas bíblicas, nos llama a ser constructores de esperanza y agentes de cambio.

Desde las Bienaventuranzas, la gestión pública debería ser un servicio transformador orientado a construir una sociedad más inclusiva, en la que los más pobres ocupen un lugar central. Esto no significa exclusión de otros grupos, sino un enfoque ético que busca corregir desigualdades históricas y garantizar que nadie quede atrás.

En resumen, tanto la gestión pública como la opción preferencial por los pobres, vistas a través de las Bienaventuranzas, representan una invitación a vivir la fe con compromiso social, actuando con humildad, justicia y amor en favor de los más necesitados.

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 







 

 

 

 

 

 

 

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